La educación tradicional puso de manifiesto, que primaban los conceptos relacionados con el conocimiento de la lengua y de las matemáticas dejando relegado a un segundo plano el trabajo relacionado con las emociones y sentimientos. Se observo que existía una carencia en este sentido y que la educación debía fomentar el desarrollo pleno e íntegro de la personalidad del los niños y niñas.

Las nuevas corrientes educativas están tratando de solventar ese error, ya que recientes estudios realizados por autores consagrados como Goleman, hacen hincapié que el trabajo desde una temprana edad en la educación emocional, hará que los niños aprendan a tolerar la frustración, a empatizar y a verbalizar sus sentimientos, para que posteriormente cuando se enfrenten a situaciones emocionalmente intensas sepan canalizarlo positivamente.

Como educadores debemos potenciar el trabajo desde el aula, con actividades que fomenten la expresión de sus emociones, como imitar la sonrisa en los mas pequeños, juegos de cooperación, actividades de expresión verbal y gestual, lectura de cuentos que trabajen la educación emocional.

Desde el ámbito familiar se puede trabajar manteniendo una comunicación abierta con los niños, resaltando que no hay emoción buena ni mala, ya que todo tiene su momento y es bueno estar contento pero también hay veces que nos podemos poner tristes y que ellos puedan expresarlo libremente.

 

Raquel Martínez Caballero

Educadora Infantil

E.I CuboPala